Thursday 6 September 2012

Promesa de tierra y agua (I)

          
          Un, dos. Las gotas de sudor le caían por la frente mientras la chica recorría los dedos por su espalda. Tres, cuatro. Las agujas del reloj resonaban desde la mesita de noche. Cinco, seis. No existe el tiempo en verano. Siete. Siete pecas le dio tiempo ha contar hasta que Parker se dio media vuelta en aquella cama de matrimonio que ambos coincidían en que se les quedaba grande. 
           —Buenos días, bonita. 
          Arianne no respondió. Le contestó con un suave roce de sus labios en los del chico y con una sonrisa que iluminó la habitación. Parker le pasó un brazo por la cintura a la chica aún medio durmiendo; el contacto con su piel desnuda era cálido, lo que le trajo recuerdos de la noche anterior.
          —Despierta, dormilón. Verano nos espera fuera, hoy azota con ganas —le susurró Arianne al oído.
          —¿Con qué me vas a matar hoy? Espero que no seas tan dura como ayer —ironizó Parker a la vez que le revolvía los cabellos. 
          —Tranquilo, hoy nada de tirarse al agua por acantilados. Te llevaré al faro. 
          —¿Al faro? Allí no hay nada que ver —Parker se incorporó de la cama todavía desnudo. 
          —Eso es porque nunca has venido conmigo —y otra vez esa sonrisa.


Relato incluido en Cartas a Verano.

1 comment:

Anonymous said...

Me gustó mucho el relato, especialmente el final. Tus relatos suelen dejarme con una sonrisa en el rostro, por eso cada cierto tiempo vuelvo a tu blog y creo que seguiré volviendo. Lo conozco desde hace más de dos años pero nunca había comentando antes. No sé realmente el motivo, ni me había puesto a pensar en ello antes.
Quería decirte que me gusta la manera en que escribes, me he identificado con algunos de tus personajes y sobre todo con sus pensamientos.
Seguiré atenta a espera
de nuevas entradas :) Jaqueline

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